¡Estimadas y estimados amigos de Paulina Cocina! Esperamos que estén muy bien. En esta oportunidad vamos a interiorizarnos sobre la butifarra, un embutido muy popular en Cataluña y también en toda España.
La idea es explorar el mundo de la butifarra de cerdo, conocer su historia, su composición, sus variantes, las recetas en las que se acostumbra comer y sus diferencias con otros productos de la charcutería ¡Todo para que se conviertan en expertos butifarreros!
La butifarra o botifarra en catalán es un tipo de embutido tradicional que se encuentra comúnmente en la gastronomía de Cataluña. Es similar a otras salchichas o productos de charcutería pero tiene sus propias características distintivas. Se elabora a partir de carne de cerdo picada, que se sazona con especias como sal, pimienta, nuez moscada y a veces ajo. Luego esta mezcla de carne se embute en una tripa natural o artificial y se cocina al horno, a la parrilla o hervida.
Hay distintas variedades de butifarra de cerdo, algunas de las cuales pueden incluir ingredientes adicionales como cebolla, arroz o hierbas, lo que le da diferentes sabores y texturas.
Este producto es un componente común en muchos platos catalanes, gracias a su versatilidad, como en el “pa amb tomàquet i botifarra” (sobre pan con tomate), con una salsa romesco, o en otros platos tradicionales, como la escalivada
La historia de este embutido se remonta a la antigüedad. Los romanos, que dominaron gran parte de la Península Ibérica durante siglos, introdujeron la charcutería y la técnica de embutir carne en tripa. Este fue un punto de partida importante para el desarrollo de este embutido de cerdo y otros productos en la región.
Durante la Edad Media, en Cataluña y otras regiones europeas, la elaboración de embutidos se convirtió en una práctica común. Los carniceros y charcuteros locales comenzaron a experimentar con ingredientes y recetas para crear variedades únicas, incluyendo la butifarra.
Este embutido de cerdo es ampliamente apreciado en la Península Ibérica, particularmente en Cataluña. Entre las variedades más populares se encuentra la butifarra blanca, que es la más tradicional, con carne magra de cerdo, panceta, pimienta y nuez moscada. Se caracteriza por su color pálido y su textura suave. A menudo se cocina a la parrilla o a la brasa.
La otra variedad más conocida es la butifarra negra que se elabora con arroz y sangre de cerdo, lo que le da su característico color oscuro. Es un embutido muy sabroso y se utiliza en muchos platos tradicionales catalanes, como el “botifarra amb mongetes” (con judías).
Sin embargo, su popularidad se extiende más allá de España y se puede encontrar en diversas variantes en países de América Latina, como en Perú, donde se la conoce como “butifarra criolla“, o en Colombia, donde tiene similitudes con la morcilla, por su color oscuro.
A menudo, se confunden los términos y los embutidos, por lo que es importante aclarar las diferencias:
La preparación de este embutido catalán puede variar según la región y las preferencias culinarias. Generalmente, se embute la mezcla de carne de cerdo y especias en tripas de cerdo o en envolturas artificiales. Luego, se acostumbra cocinarla a la parrilla o al horno. La butifarra cocida se sirve a menudo en rodajas, mientras que la fresca es ideal para asar a la parrilla.
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