¡Hola! Bienvenidos y bienvenidas a un nuevo capítulo de Paulina Cocina, hoy con un delicioso postre mexicano, Capirotada. Esta es una de esas recetas que pasa de la abuelita a la madre, de la madre a los hijos, de los hijos a la nietos y así de generación en generación, por los siglos de los siglos, ¡amén!.
A continuación te cuento algo de la historia de este postre que es bien tradicional y que se encuentra en cada hogar de México, sobre todo durante la cuaresma. Además te paso algunas ideas para que lo prepares y dos recetas, una más sencilla y la otra un poco más compleja.
¿Lo preparamos?
La capirotada es un postre muy popular en México que se come sobre todo en temporada de Cuaresma y Semana Santa. La receta tradicional se prepara con una mezcla de pan duro tostado, piloncillo (panela, papelón), canela, clavos de olor, pasas, frutos secos y queso fresco.
La capirotada es una delicia dulce y perfumada, que se hace combinando el sabor del pan tostado con la dulzura de la miel de piloncillo, lo crocante de los frutos secos y el contraste del queso fresco.
Es un postre que se suele servir caliente o a temperatura ambiente. Además de ser muy rico es una buena alternativa para aprovechar el pan duro.
Como buena parte de las recetas mexicanas, esta preparación tiene su origen en la época de la colonia, y es muy similar a un postre que solía comerse en la Península Ibérica en el siglo XVI en el que también se mezclaba pan con frutos secos y miel.
En México, se empezó a preparar en los conventos y monasterios durante la época colonial, para poder aprovechar ingredientes que se encontraban a punto de ser desechados. También se preparaba para ofrecer alternativas durante la Cuaresma y Semana Santa, ya que en estos días se acostumbra a no comer carne.
Los ingredientes básicos como el pan duro, el azúcar morena, la canela y los clavos de olor, eran ingredientes económicos, ricos y fácilmente disponibles en ese momento.
Así la capirotada de piloncillo logró popularidad entre los habitantes durante la época colonial y rápidamente se convirtió en un postre tradicional. En la actualidad sigue siendo una receta que pasa a través de las generaciones entre las familias mexicanas.
A través del tiempo la capirotada tradicional fue teniendo distintas variaciones según la región de México en la que se preparaba. Por ejemplo, en algunas partes de México, se agrega maní (cacahuetes) o piñones; en otros lugares lo preparan con coco rallado y plátanos, leche condensada o miel de abejas en lugar de la miel de piloncillo.
También se puede hacer con frutas frescas, con chocolate e incluso hay unas versiones saladas con chiles y queso.